México, tierra de ‘startups’
Los emprendedores mueven al año 692 millones de dólares (536 millones de euros), más del doble que hace seis años
El 6,3% de los jóvenes entre 18 y 24 años son dueños de empresas
Nada más entrar en la sala, un espacio diáfano con mucha luz que se
cuela a través de unos ventanales que van del suelo al techo, nos
topamos con dos jóvenes disparándose flechas ventosas con pistolas de
juguete. Un poco más allá otro par juega al ping pong, bastante mal por
cierto. En una televisión gigantesca están conectadas todas las
videoconsolas del mercado. La sensación es que estamos es una clase de
matemáticas en la que el profesor salió a echarse un pitillo, pero la
realidad es que es el espacio con más talento por metro cuadrado de México. Ooyala, una startup
—empresa con poco capital pero de gran impacto— fundada por dos
hermanos mexicanos y un socio estadounidense, se ha convertido en un
gran emporio que resume el momento de los emprendedores de un país. Una
generación de jóvenes entusiastas que soñaban con adentrarse en la selva
para hacer la revolución ha dado el paso a otra empeñada en emular a Steve Jobs o Mark Zuckerberg.
En el país hay más de 520 incubadoras de empresas, organizaciones
creadas para acelerar el crecimiento de los negocios. Carlos Quirarte,
director de operaciones de Ooyala en las oficinas de Guadalajara, ciudad
considerada el Silicon Valley
mexicano por su gran cantidad de compañías innovadoras, es un hombre
espigado que pasea entre las mesas con aire despreocupado. “Este país
rebosa de buenas ideas y está lleno de gente muy talentosa”, explica
para intentar encontrar el germen de esta fiebre emprendedora. De
Tijuana a Chiapas se cuentan casos de jóvenes empeñados día y noche en
crear e innovar de la nada, en ocasiones con sus ideas y una computadora
como único capital de trabajo.
Este año hubo representantes mexicanos en las finales de San Francisco y Nueva York de The Battle of the Tribes,
una competición que reúne a emprendedores de todo el mundo. Los
mexicanos fueron los segundos que más inversores acapararon, solo por
detrás de los estadounidenses, y lograron más menciones que nadie en
artículos de prensa y redes sociales. “Hay compatriotas que están a la
vanguardia en cuanto a innovación”, resume Rocío Paniagua. Está
convencida de que en cinco o seis años en México van a pasar “cosas
gigantescas” principalmente por un motivo. “El nivel técnico y de
negocios que hay es muy bueno”, ahonda. Paniagua considera que los
emprendedores tienen que pensar en grande y ser originales. Lo primero
pasa por idear negocios globales, que puedan interesar a un chino o a un
neozelandés, y lo segundo huir de imitaciones, tipo el Facebook
mexicano o el Youtube para los amantes del mezcal. Hay mucho camino por
recorrer: las startups mueven 536 millones de euros anuales (más del doble que hace seis años), lo que representa el 0,6% del PIB nacional.
El país emerge con fuerza siguiendo la estela de Chile
y Argentina
El Gobierno mexicano parece haber entendido la trascendencia del
momento. O México impulsa la innovación y crea empresas competitivas
relacionadas con la tecnología al ritmo de otras economías emergentes
como La India o Brasil, o permanecerá en la sombra. El presidente Enrique Peña Nieto ha creado este año el Instituto Nacional del Emprendedor,
que dirige Enrique Jacob. Su intención es la de funcionar como una
ventanilla única de apoyo económico y de asesoría para los empresarios y
evitar así la tan famosa burocracia latina. Antes de su llegada había
más de 40 programas dispersos por todo el país cuyas convocatorias
llegaban a quedar desiertas. Ahora tiene fondos para nuevos empresarios y
para pequeñas y medianas empresas. Cuenta para ello con un presupuesto
de 432 millones de euros. “Queremos acompañar al emprendedor en sus
primeros pasos”, atiende por teléfono Jacob.
Los chicos de Fontacto lo tuvieron que hacer todo solitos. Unos
cuantos estudiantes del Tec de Monterrey de Querétaro, una bonita ciudad
en el centro del país, idearon una solución para los pequeños negocios
que no sabían a dónde derivar las llamadas, si a casa o a su móvil.
Crearon un teléfono virtual para que todos estos pequeños empresarios
tuvieran su propia telefonista y parecieran más profesionales a ojos de
sus clientes. “Así si llama alguien interesado en tu trabajo no tiene
que contestar tu mamá”, cuenta uno de los fundadores, José Antonio del
Río. Sus integrantes superan a duras penas los 20 años. Contaron con un
capital de 15.490 euros de inversión de Silicon Valley, la tierra
prometida para todo emprendedor. Y hasta allí quieren llegar: han dado
ya los primeros pasos para convertirse en una de las tres empresas
mexicanas inmersas en un programa de aceleración de empresas llamado 500startups,
en Mountain View, California. La precocidad es una virtud mexicana. El
6,3% de los jóvenes entre 18 y 24 años son dueños de empresas. En el
país se crean al mes unas 35.000 pequeñas y medianas compañías.
No hay mejor síntoma sobre lo que se está viviendo que la última
visita a México del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que dejó
en un segundo plano problemas históricos como la inmigración y la
violencia para centrar su discurso en la economía. “Un nuevo México está
emergiendo”, llegó a decir Obama en un encuentro con estudiantes y
empresarios. Ramón Scott comparte ese entusiasmo. El que fuera director
de innovación con el anterior gobierno mexicano cree que ahora ser un
innovador y manejar tu propio negocio de convierte en alguien
interesante, cool, “buena onda”. Esa idea proviene de la actitud
relajada de los jóvenes triunfadores de las puntocom, veinteañeros que
acuden a reuniones con vaqueros y en chanclas. “Ahora toca aterrizar eso
en México. Nos faltan quizá aquí casos de éxito muy sonados que
inspiren a los jóvenes. Puedes escuchar hablar de Steve Jobs pero al
final lo ves lejano, pero si te dicen que un tipo que se llama Chávez y
que se parece a ti consiguió triunfar, ¿por qué tu no?”, se pregunta.
Se buscan negocios que funcionen a nivel local pero también global
Scott quiere decir con eso que echa de menos más líderes de opinión. En Argentina hubo una eclosión de startups
hace menos de una década tras casos exitosos como el portal Alibaba y
Chile importó esa frescura para desarrollar proyectos propios. México
apenas está emergiendo en este sentido pero lo hace con fuerza. Para que
esto no sea un espejismo, Scott cree que es necesario que en las
escuelas y en las universidades haya profesores que sean emprendedores,
maestros que hayan conocido en primera persona el proceso de creación de
un negocio. El año pasado él impulsó la creación del primer fondo de
capital semilla de México, que contaba con un presupuesto de unos 19
millones de dólares.
En seis años el alma emprendedora del país se ha expandido mucho. En
2006 apenas dos universidades tenían vinculación con proyectos
gubernamentales de apoyo a empresarios y ahora son 12. Hay más de diez
fondos de capital emprendedor dedicados a impulsar ideas mexicanas y más
de 45 de capital privado, que mueven unos 6.194 millones de euros al
año. En este sentido Brasil es el país más destacado de América Latina,
según los datos de la Secretaría de Economía. El país de habla
portuguesa acapara el 62% de las inversiones en capital riesgo, seguido
de México con un 13%. Por detrás van Chile (11), Argentina (7).
El capital emprendedor mueve casi 6.200 millones al año
La cultura de montar sus propios proyectos y no limitarse a ser un
empleado que cumple una jornada de nueve a seis en cualquier empresa se
ha ido abriendo poco a poco en esta generación de mexicanos que se
gradúa en las universidades. Startup Weekend
es un evento que dura 48 horas, de viernes a domingo. En ese tiempo
participantes de todo tipo de perfil se alían y desarrollan un producto.
El último día se elige al ganador y se discuten las propuestas. El
primer evento se celebró en México de una forma muy tímida en 2011 pero
dos años después se van a organizar unos 50 por todo el país. “Jugamos
un papel fundamental para crear emprendedores”, resumen Gustavo Álvarez,
coordinador de la oficina en el país. Lo que se busca es que las
empresas que surjan resuelvan problemas globales, desarrollen el
producto, lo saquen al mercado y reciban el fervor o la indiferencia de
los clientes.
Las aplicaciones para teléfonos móviles o las plataformas webs son
otros de los grandes nichos que están explotando los jóvenes mexicanos.
Son dos mercados emergentes. Empresas como Bandtastic, una plataforma en la que los fans recaudan dinero para llevar a su grupo de música favorito a la ciudad; Nuflick, una página de cine independiente; o Myprice, una app para freelances, han obtenido reconocimiento mundial.
Entre los nichos de mercado destacan los programas para móviles
Atentos a esas oportunidades está César Salazar, un reconocido
inversor que fundó la triunfadora Mexican VC, una de las principales
impulsoras de startups. Ahora está integrada con 500
emprendedores que buscan negocios enfocados al mercado mexicano que
puedan tener éxito a nivel global. Salazar ha invertido este año en 18
proyectos, a los inyecta entre 27.000 y 38.000 euros. Destaca que al
país está llegado gente de China, Canadá, Perú o Alemania con la
intención de hacer negocios en alianza con mexicanos. “Buscamos
emprendedores que ataquen mercados de más de 772 millones de euros que
puedan escalar en Internet”, resume. Ha ayudado a crear compañías de
comercio electrónico, portales médicos, películas, impresión en tres
dimensiones, un poco de todo.
Los hay que invierten todo su tiempo y dinero en intentar
conseguirlo. Alejandro Santamaría, un mexicano con gafas y media melena
que no aparenta los 39 años que tiene, ha iniciado más de 100 proyectos.
La mayoría se caen al evaluar costos y beneficios, pero él no se rinde.
En el mundillo se dice que un gran emprendedor es uno que se ha
estrellado antes mil veces.
Bien à vous,
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